¿Son saludables las conservas alimentarias?

Este es una pregunta habitual que me nos hacéis en las consultorías personales, porque somos una sociedad que nos cuesta encontrar el tiempo para cocinar o ir a comprar producto fresco, y nos es cómodo poder tirar de conservas. Pero, ¿es realmente igual de saludable comer con las conservas como alternativa?

Para empezar debo comentarte que lo mejor es comer lo que la naturaleza de nuestra zona nos ofrece en cada momento, pues nuestro cuerpo está diseñado para gestionar los alimentos de nuestra zona y la naturaleza nos va a proporcionar en cada temporada, justo lo que necesitamos. Aun así, hay conservas que nos pueden ayudar a tener unos menús más variados y a no desaprovechar algunos excedentes que podemos acumular.

TIPOS DE CONSERVAS:

En lata: Las latas ya se usaban en el s.XVIII, sobretoso en épocas de conflictos bélicos cuando no había accesos a la alimentación fresca o bien las carreteras estaban cortadas y no podían acceder a las provisiones. Dentro de las latas se pueden encontrar distintas maneras de conserva:

  • en sal: el problema de éstas conservas es el exceso de sal que podemos comer y nos puede provocar retención de líquidos o tensión alta. Por eso, hay que limpiar muy bien el alimento conservado en sal antes de ingerirlo.
  • en aceite: suelen ser aceites vegetales, así que si lo puedes comprar en aceite de oliva mejor que en aceite de girasol que se satura antes. No suelen ser aceites de mucha calidad y si el producto está enlatado cocido, serán aceite muy saturados.
  • en almíbar: el almíbar se hace con mucho azúcar, así que no son opciones saludables, son más bien un capricho para disfrutarlo de manera ocasional.
  • al natural: no van a tener los problemas de la sal, el aceite o el almíbar, pero es probable que lleve algun conservante o antioxidante para que el alimento se conserve bien durante mucho tiempo. Fíjate bien en la etiqueta antes de comprarlo.

    De todas maneras, el gran problema de las latas hasido siempre el recubrimiento interior que le ponen para evitar que se oxide el contenedor, que lleva Bisphenol A (conocido como BPA) y con tanto tiempo en contacto con el alimento acaba traspasando en él. Esta substancia nos puede provocar problemas cerebrales o hormonales en los estrógenos, si la consumimos a menudo. Así que las latas no son una mala opción pero en ningún caso deben ser un alimento recurrente que comas habitualmente, sino más bien un «socorro» que te puede sacar de un apuro los días que vas tarde y no tienes qué cocinarte.

En bote de cristal: el conservarlo en un contenedor de cristal, el problema del BPA desaparece; así que parece mejor pción. A pesar de eso hay que cuidar la manera como se transporta o se guarda, porque pesan más y son más frágiles.

En cristal podemos encontrar conservas envasadas al bacío, que también podemos hacerlo de manera caser al tradicional estilo «baño María». Quizás las conservas que más nos vienen a la cabeza en cristal, son las legumbres. Hoy en día cuesta organizar-se para remojar y hacer el cocinado largo de las legumbres así que muchos tiramos de conservas. Son una buena opción antes de no tomar legumbres, pero si puedes organizarte, las que te hagas tu en casa no van a llevar tanta sal como en la conserva. Pues la sal es un conservante natural. Una vez más, hay que leer las etiquetas, para ver si lleva algun que otro conservante.

En cristal también se suelen conservar las mermeladas o las confituras. Ambos alimentos se usaban para no desechar el excedente de fruta antes de que se estropeara. El problema de estos alimentos es que van cocidos con unas proporciones muy altas de azúcares (entre un 45 i un 100% del peso de la fruta). Así que es un alimento de consumo ocasional.

Deshidratados: los frutos deshidratados, como las pasas de la uva, los orejones de los albaricoques o los dátiles, son una opción de tomar frutos fáciles de llevar y también de pasarnos las ganas de dulce de una manera más saludable. Lo que debes tener en cuenta cuando los compres es que sea una marca que sea respetuosa en el proceso de deshidratación y no lo haga a altas temperaturas, sino que lo haga más largo pero máximo a unos 52º o 54º para poder conservar mejor las propiedades del alimento. También ojo en la etiqueta, pues, a veces, para acelerar el proceso de deshidratación les añaden azúcar. Debes comprar el que pone «sin azúcar añadido».

Fermentados: esta quizás es la conserva más saludable de las que he comentado en este post. Aunque dependiendo del fermentado tampoco se puede abusar, como son los licores o bebidas alcohólicas, que son un tóxico para nuestro cuerpo y deben ser solo para momentos especiales de celebraciones o actos sociales.

Los encurtido o avinagrados, como las cebolletas, los pepinillos… tampoco son la mejor opción porque suelen estar hechos con vinagre de vino, muy corrosivo para nuestros intestinos. Pero si son pickles caseros o de marcas respetuosas de la salud son una muy buena opción. Te dejo enlace a un post que lleva receta de pickle de rabanitos y remolacha que es muy fácil de hacer.

Quizás los fermentados que están en tendencia ahora sería el te kombucha o el chucrut (col fermentada) que son opciones muy saludables porque proporcionan a nuestra microbiota intestinal las herramientas para crecer y diversificarse y así ayudarnos al proceso digestivo. Otros fermentados saludables que puedes consumir son el nato, soyu o el miso (provinientes de la soja), las ciruelas ume o los vinagres de manzana, o arroz.

Todo esto, te lo conté en un consultorio dominguero que te anclo en ente post por si te apetece escucharlo o verlo de mi propia voz, con  más ejemplos.

También lo tienes en Ivoox o iTunes en formato podcast. ¡Espero que te sirva!